martes, 31 de mayo de 2011

Hoy llamaste y tu voz ya no era la misma. Un tono medio vacío y tu dejo de indiferencia. Ese poquito de soberbia que siempre te caracterizó cuando de hacerse a un lado se trataba. Ese “ya fue, lo superé” que supiste transmitir.
Me intriga saber de tu realidad. Si estás bien, extrañando, superando, superado, contento, laburando, estudiando, nada de eso o todo junto. Si estás mejor así; cómo estás viviendo. Si estás enojado o seguís angustiado, alimentándote de ilusiones, fantasías y hasta de utopías, de esos ideales que vos bien supiste formarte no se si para no ver la realidad – porque era más fácil – o para estar cerca de ese deseo, de ese sueño que una vez fuimos y tuvimos.
Es raro. Ya no estás en mi vida y sin embargo estás seguido, un poquito, en todas partes. Ese pueblito, esa familia, ese “nosotros”. Me doy cuenta que cuando se trata de vos recuerdo todo lo lindo que vivimos. Sin embargo, si me pongo a pensar enserio están también esas pequeñas grandes cosas como tu egoísmo y desconfianza que se comieron todos mis sentimientos. Que no había más amor, ese era el verdadero problema. Que se perdió el interés, que había anhelo de otra cosa, que de alguna manera dejé de querer. Había algo que se había apagado, se trataba de una pareja que ya no daba para más. Se trataba de una nena llena de tristeza refugiada en un hombre que no podía ayudarla; era ella hundiéndose cada vez más por el miedo a escapar, a volar, a la libertad.
No, ahora que lo pienso, que lo escribo y lo leo, mejor no quiero saber de vos. Me estoy enamorando, de a poquito, de este presente lleno de mi, de los viejos y del norte; de este presente donde vale sonreír sólo porque él me mira con esos ojos pícaros, dulces; donde vale reír a carcajadas, todo el tiempo, de cualquier cosa, sólo porque tengo ganas y quiero a toda esa banda amiga; donde vale pasar algo de tiempo con ella, divertirnos y hacerle bien; donde cabe tener ganas de verlo, hablar con él largos ratos por teléfono y despertarme alguna que otra mañana con algún mensaje suyo; donde vale pensar contenta en el pasado, porque me dejó cosas hermosas aunque, más que segura, no volvería a eso. Me quedo con mi esencia.
Sí: estoy segura y feliz (y con un poquito – y sólo un poquito – de miedo, que cada vez menos y sólo por carácter de nuevo y porque me gusta mucho, eso también). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario