miércoles, 30 de enero de 2013

minutos de una noche espléndida

Me dijeron que cuando perdes algo tenes que llenar el vacío con otra cosa
¿Qué vive por vos?
¿Qué siente por vos?
¿Qué mira por vos?
¿Qué ven tus ojos? ¿y cómo hago yo para volver a ellos? ¿Y si me olvido el camino? ¿nunca te dio miedo el olvido?
Creo que cuando el olvido te gana es porque la razón te abraza y no te suelta.
La vida tiene un ciclo, dice mi amiga. Y si lo vamos a pensar así, mejor nos vamos a dormir.
Me preguntaría qué sentido tiene pensar de esa forma, pero estaría cayendo en el mismo hoyuelo del sentido común y el por qué de todos los días y todos las calles perfectamente asfaltadas.
¿Y los empedrados? ¿Los tropezones? ¿Las esquinas rotas?
Y entonces, sin pensar ¿qué sentido tiene tu vos en mi ser, ocupando cada espacio de mi pequeño gran todo, reducido, nuevamente, a vos?
¿Nunca te pareció una ironía decir que todo se reduce a alguien?
Es que reducirlo todo a vos es la máxima expresión - y que chiquita es la expresión y el espacio del vocabulario para decir todo esto.
Volvamos mejor a tus ojos, que cada vez se me confunden más con los de él. No hablamos del color. Hablamos de la mirada. Las miradas puras, transparentes. Las miradas como las de él y
esas miradas
como la tuya.

Dejo acá escrito unos minutos de una noche espléndida y borracha y, ahora sí: me voy a dormir

con vos.                                                                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario