domingo, 11 de septiembre de 2011

Las mujeres

Se quejan cuando lo hacemos todo rápido. "Sos un hijo de puta", nos recriminan por no haber pensado en ellas, por no haber durado tan sólo un poco más. Se quejan cuando no tardamos como quieren, cuando nos acostamos derrotados después del placer máximo, cuando las desvestimos con extremada prisa... pero también cuando decidimos tardar un rato, cuando pensamos más en ellas que en nosotros y demoramos adrede. Ahí sí, los cuestionamientos -sus inseguridadades- se suceden. "¿Por qué? ¿Por qué tardaste? ¿Es que no te gustó? ¿No te gusto?". Y después, peor, toda la semana se quedan pensando en eso y hasta por ahí te pregunten, mejor dicho, se cuestionen: "¿Es que lo hago mal?". Mujeres... Si no tardás es un problema, un gran problema, pero también si tardás más de la cuenta es otro. Lo mejor: tener sexo verdadero, ese en el que ambos se aman con locura y se quieren millonadas; ese en el que uno aprende a disfrutar cada segundo sin dejar de pensar ni un instante en el otro, porque la felicidad del otro es la tuya y la tuya es la del otro. Y eso es mucho más que hacer el amor, que simplemente hacerlo, es, como diría una gran compañera de la vida, sentirlo.
Darío Martelotti

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