(...) Sigue el más ruidoso júbilo festivo, el desencadenamiento de todas las pulsiones y la licencia de todas las satisfacciones. Aquí nos cae en la mano, sin esfuerzo alguno, la intelección de la esencia de la fiesta.
Una fiesta es un exceso permitido, más bien obligatorio, la violencia solemne de una prohibición. Los hombres no cometen esos excesos porque algún precepto los ponga de talante alegre, sino que el exceso mismo está en la esencia de la fiesta; el talante festivo es producido por la permisión de todo cuanto de ordinario está prohibido.
Freud - Totem y Tabú
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