martes, 13 de septiembre de 2011

siempre un poco loca

"Andá a la psicóloga", "Lu: tenes que empezar la psicóloga". También están los que intentan ser más amables y soltarlo como una sugerencia; los que no te ven muy seguido y te lo tiran como una idea, como si nadie te lo hubiera dicho antes: "¿No crees que te haría bien empezar la psicológa?" "¿Qué estás esperando para empezar la psicóloga?". Y peor: hasta la gente que no me conoce, hasta la gente que simplemente escucha hablar de mi, opina "que vuelva a la psicóloga". ¡Carajo! ¿Tan trastornada estoy? ¿Cómo es que siempre, pero siempre, la gente se da cuenta de las cosas y yo no? ¿Cómo es que puedo aconsejar al otro tan bien, con tanta naturalidad, y no seguir ni un poquito el hilo de lo que digo, de lo que pienso cuando estoy en frío, cuando estoy de afuera? ¿Qué es lo que pasa? ¿Es que en mi propio contexto no puedo reaccionar, actuar, manejar las cosas? Sigo perdida. Estoy rodeada, rodeada de amigos que forman una especie de colchón bien suavecito para que cuando decida caer - o cuando me caiga sin querer -, para que cuando patine, cuando resbale o hasta quizá cuando me tire de cabeza, no me duela. ¿Cuándo es suficiente? ¿Cuándo dejamos de querer más y más? ¿Cuándo decimos basta? ¿Cuándo?  Me sigue dando miedo el abismo... no estoy sola, estoy con gente, gente hermosa y hasta mejor que yo y sin embargo no puedo siquiera mirar el precipicio. Sin embargo, no me animo. Loca, ¡deja de sentir! y empezá a usar el cerebro, que para algo lo tenes...

No hay comentarios:

Publicar un comentario