viernes, 3 de agosto de 2012

Amor Líquido VIII

Época post-parciales. Entiéndase: perdido por perdido, ganado por ganado, en fin, no hay nada que hacer más que esperar los resultados. Unos resultados que alteran y nunca se sabe si van a cumplir con nuestras expectativas o no. Me refiero a que esta época es casi más tediosa que la anterior, la de parciales. No peor, pero sí más tediosa. Cada vez que te van a dar una nota se te quema la cabeza porque sabes que con eso se define si llegaste, si cumpliste con vos misma y lo que esperabas de vos. Entonces uno llega a la facultad esperando, expectante. Estás afuera del aula y ves las caritas nerviosas de todos y hay un suspenso que flota en el ambiente. Uno siempre tiene una idea de cómo le fue, pero... ¿pondrá 8 o 9? ¿será copada y me dejará un 4 o no habré llegado? Y esa que es una zorra, que se la da de buenita y a la hora de corregir demuestra cuánto necesita que se la pongan ¿volverá a menospreciar los exámenes o será más coherente con el criterio de correción? Cuestión que a todo esto, llegamos 10 minutos antes a la facu. Llegamos diez minutos antes y con un fastidio que ni te cuento porque nos van a entregar dos notas y sabemos que ninguna nos van a gustar completamente, y porque encima, encima de estar yendo a la facultad a buscar esas notas que no nos van a conformar, no tenemos monedas para viajar. Así que vamos caminando (lo cual si bien nos molesta, un poco nos viene bien). Ahora, afuera del aula, fumando un cigarrillo y esperando que se haga la hora, ves entrar al curso a una chica que te llama la atención tanto como la semana pasada. Sí, cursamos juntas la materia y resulta que es IGUAL a su mejor amiga. Entonces no podes dejar de verla, porque su mejor amiga también estudia psicología y es muy probable que te la puedas llegar a cruzar. Entendes que no es ella sólo porque no tiene esos ojos verde-perfecto que tiene la otra. Tiene unos ojos marrones oscuros. Pero de todas formas, te empecinas en no dejar de mirarla fijo, hasta que no te quedan dudas que el color es marrón y que ni por asomo hay un poquito de verde-oculto.
Después de unos minutos, cuando al fin te convenciste, te das cuenta que seguís tan nerviosa como hace un ratito. Así que sacas el celular y la llamas a ella. Su gran amiga, tu lejana amiga. En fin, "lo que queda de la unión" si se lo puede llamar así. En tu foro interno pensas que, de alguna manera, necesitas sentirte un poquito allá, en ese pueblito (un pueblito encantador en el que siempre encontraste consuelo hasta que decidiste segura y firme tomarte el micro de regreso y volver a tu casa). Y como no podes contarle a él lo parecida que es tu compañera de clases a su mejor amiga, la llamas a ella que es lo más cercano a él que tenes. Ella que te va a entender y va a saber de quién hablas.Y le contás. Le contas y cuando tu amiga te dice que puede que sea ella, que hay muchas posibilidades, le hablas de los ojos. Tu amiga la conoce. Como vos y como él. Ocurre que en ese pueblito del que hablamos, todos se conocen con todos, lo cual parece ser una especie de suerte (o, en algunas ocasiones, no tanto). 
Por fin entras a la clase. Tu profesora atraviesa la puerta casi triunfante con los parciales corregidos en la mano. La nota te decepciona. No es mala, pero no es lo que esperabas. No es lo que crees que te merecías. Y sin embargo ¿por qué estabas tan segura de que tu nota posiblemente oscile ese número? Varios compañeros se van una vez que ven los resultados de sus exámenes y otros tantos experimentan lo mismo que vos; pero aunque te sientas acompañada en el sentimiento necesitas salir a tomar aire. Así que salís un poco vacía, un poco decepcionada, un poco sin saber lo que queres. Y te sentas ahí, en ese banquito solitario que está al lado de las escaleras. Y pasa un abrazo vacío, como vos (y tal vez como él, que llegaba tarde a su clase y temía en sus ojos la nota que le entregaban hoy). Terminas el cigarrillo y volves al aula. Y ahí si, una murga uruguaya hace que la cosa se haga más amena. 

Al otro día conoces a uno de esos "chicos con derecho" que tiene una amiga con la que pasaste la tarde tomando mates y hablando de todo. Él, del que venís escuchando hace semanas, la pasa a ver y vos todavía no te fuiste. Así que luego de las presentaciones hablamos sin pelos en la lengua. Y algo en él, tal vez sus comentarios, su tono de voz, su manera de hablar, te causarían gracia y hasta casi burla sino fuera porque te remiten a algo que te saca una sonrisa. Y claro, te remiten a él, que está allá, quién sabe cómo y dónde. 

Para más, un día después, te enteras que tu amiga-representante-de-una-unión-que-ya-no-es tiene ese programita por el cual podes hablar gratis de celular a celular. Y entonces mientras le hablas y recibis su alegre respuesta, con tu amigo con el que estás pasando la tarde sale a flote algún comentario que termina en ella, su hermana, que también te figura que tiene ese programita, pero que eso ya es otra cosa... Otra cosa familiar, melancólica y complicada. Así que mejor a otro tema.

Así que estoy en post-parciales, y estoy esperando el bondi con mi amigo. Voy a ir a la facultad solo a buscar la tercer (y última) nota que me falta recibir. Y mi amigo me pregunta qué tal mi profesora, que si es tan mal cojida como parece en una de esas tenga solución. Y ahí le hablo de Nancy Dupláa. Un asunto que no puedo compartir con nadie más que con vos en mi foro interno: de estar nosotros hablando o en contacto, lo primero que hubiera hecho al escuchar hablar a mi profesora (la mal atendida) en la primera clase de la materia, hubiera sido mandarte un mensaje contándote de su parecido con Nancy Dupláa. A vos, que me entenderías, que te reirías, que lo sentirías algo casi personal. A vos que veías ese programa porque estaba ella y sabías que, solo por eso, yo lo iba a estar viendo. A vos que me llamabas y me decías que ponga tal canal, que estaba ella en una entrevista que le estaban haciendo. A vos. 

Pero vos, hoy, no estás. Y quizás no lo estés nunca más. Lo que es seguro es que no vas a estar por mucho tiempo.
Cosa normal todo esto. Nada loco. Nada raro ¿no? Sólo es cuestión de esperar a que termine la época post-parcial. 

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