lunes, 3 de septiembre de 2012

El sujeto


Llegamos a la idea de que la figura del sujeto es tan fuerte que aunque no esté físicamente ahí, está presente de todas formas. Por lo general estamos sujetados a la idea del sujeto.
Creo que yo terminé de captar esto con un ejemplo. Un ejemplo que vi claro, gráfico y real en medio de la clase. Un ejemplo que me rozó y me hizo parte de él.
El ejemplo es el siguiente: cuando llegamos a la primera clase esperamos (y creemos saber) que va a haber un profesor que nos va a dar una bibliografía, nos va a presentar la materia y, con suerte para algunos (o no), nos va a explicar algún tema en lo que reste del tiempo. Sin embargo, en esa clase (tan particular, por cierto), nos sentíamos perdidos. Después de estar expectantes y con el radar prendido, a medida que el tiempo iba pasando y cada vez teníamos menos certezas, empezamos a preguntarnos. Nos interrogamos sobre si nos habíamos equivocado de aula y cuando por fin nos convencimos de que no, la única certeza que encontramos fue el hecho de saber que no entendíamos nada. ¿Quién era el profesor? ¿había profesor? ¿éramos todos alumnos o había gente de otro lado? ¿de que iba todo eso? Así que a pesar de estar todos ahí sin saber quién era el profesor y quiénes eran los alumnos, de alguna manera cada uno de nosotros nos encontrábamos buscando al profesor. Todos estábamos pendientes, tanteando, observando, buscando esa figura. Y aunque no estuviese físicamente, estaba ahí, más presente que nunca entre todos nosotros. Nadie ocupaba su lugar pero de todas formas estaba clara su presencia, sustentada en la búsqueda de ese sujeto.
Estamos anclados.

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