martes, 18 de septiembre de 2012

Sofía

Siempre fuiste mi espejo
quiero decir que para verme tenía que mirarte


A veces siento que me conoces más de lo que yo me conozco a mi misma, siempre lo dije. No sé si es algo bueno o no. Un día él me dijo que eso era raro, que uno siempre sabe más de uno de lo que puede llegar a saber cualquier otro. Pero en mi caso no se aplica: vos, con esos rulos locos que me acompañan desde los 4 años a veces más de cerca y otras desde allá, me conoces mejor que cualquiera e, incluso, mejor que yo misma. No sé si será un resultado de mi completa negación frente a la realidad, o si tendrá que ver con este temita de que dejo que pasen las cosas sin ponerme a pensar en lo que en verdad está pasando. El punto es que yo también tuve un Iruya con vos. Vos que enseguida (quizás antes que yo) entendiste todo. Es verdad que son años (tanto como lo es esa cosita que me viene a veces de pensar, como dice esa canción, si seremos hermanas que nos separaron y nosotras sin saberlo nos volvimos a juntar). Lo que digo es que cuando uno mira las cosas de afuera, ve mejor. Pero vos... vos estás afuera y adentro.
Así que me lo preguntaste casi por diversión. Pero cuando te respondí que "nada, no me pasa nada de nada" con los ojos cristalinos y una sonrisa un poco borracha, vos me dijiste exactamente lo que me estaba pasando. Y con vos... bueno resulta que puedo engañar al mundo entero y hasta me puedo creer la mentira más grande respecto de mis propios sentimientos, pero con vos es otra cosa. Vos, que me conoces de una manera tan auténtica, no solo estás siempre ahí sino que estás de una manera particular: estás conociéndome. Y eso te da el derecho de cuidarme, de decirme cuánto sea y de abrirme bien abiertos mis ojos cerrados. Lo bueno es que también, con esa dulzura, con ese mate en la mano y esa sonrisa aliviadora, te quedas al lado mío por más seguera que padezca.
Me sabes mejor que nadie. Así que con vos no hay mentira que valga ni negación posible. Con vos... cuando quiero saber de qué va todo te miro. Te miro y al mirarte me veo a mi. Y las cosas, de alguna forma, resultan más puras y sencillas. Porque no importa lo que diga, las dos sabemos lo que realmente me está pasando. Y no importa lo que haga, las dos sabemos lo que quiero hacer. Así que el tiempo pasa y vos seguís "sacándome la ficha" de una manera casi odiosa: "No somos ellos Lu, no proyectes", "No es malo aislarse de todos por un tiempo a veces". Me conoces de tal forma que con solo mirarme, terminas siendo un espejo, un perfecto reflejo de lo que me está pasando. Siempre fue así y sigue siéndolo. Y algo me dice que cada día que pase voy a saber que mañana también va a seguir siendo así.
Un día me escribiste una canción que se titulaba "tu luz es mi paz". Yo no se qué tanta paz podes haber encontrado en mi locura-total, pero en vos además de paz y de luz encontré la suerte de tener de hermana a mi amiga. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario