martes, 18 de septiembre de 2012

Psicoanálisis

Lapsus. Sueños. Interpretaciones. Complejo de Edipo. Vivimos rodeados de estos términos. Creemos que podemos manejarlos y saber de ellos con haber leído una reseña de Freud. Bueno no. O sí. No sé. El punto es: ¿nos refugiamos en estos términos para tapar algo o gracias a estos conceptos psicoanalíticos deciframos alguna cosa? Digo que cuando empezas a usarlos hasta para ir al baño ¿hasta qué punto no quedas sujeto a estas definiciones sin poder ir más allá?
Veamos: hoy soñé. Ayer también, pero el de ayer me dejó re para abajo. Estaba en la parada del bondi, me caían las lágrimas, el cielo estaba blanco, hacía frío y yo estaba indecisa de ir o no a la facu. Bonito panorama, eh (por si interesa el final, terminé yendo para ver si se podía reciclar algo de mi estado de ánimo y no salió nada mal). Decía que hoy soñé. Y aunque no fue agradable, me hizo divertir. Pero después me puse a pensar. Ahora hago algo a lo que antes no estaba habituada: reflexiono sobre lo que quiero/siento/pienso. Es algo que me da paja, lo juro. Uno siente, quiere y piensa ¿qué es eso de ponerse a pensar sobre ello? Pero cómo estoy estancada y no sé qué mierda quiero, entonces pienso. En una de esas me ilumino. ¿Tendré miedo a algo? ¿será por eso que no hago nada? ¿será por eso que no puedo hacerme a un lado ni tampoco meterme de lleno? ¿Será por eso que solo siento incertidumbre por no saber lo que siento? ¿Será un mecanismo de defensa? Si peor que ahora no voy a estar ¿qué más da? Entre no tener nada porque estás siguiendo adelante y ya no tenes nada que decidir o, laputamadre, no tener nada porque te pasas el día pensando qué hacer o qué sentís y terminas sin poder hacer nada porque justamente, no entendes un choto, preferible la primera opción ¿no?
Esto viene a que sueño, me despierto, y se lo cuento a mi amigo. Genial, al menos esta vez me causó casi gracia. Pero entonces empiezo a interpretar el sueño. Estoy ahí con el miedo dando vueltas, un miedo que según mi amigo hace que niegue la realidad. Tengo tanto miedo a que la realidad me lastime que no veo que la realidad, en realidad, es exactamente como quiero que sea. Todo esto me lo dice él, a lo que cambio de tema porque si respondo me fastidio. Pero pienso. Pienso que no. No, genio, la verdad que no. Si yo te digo que no, yo sé. Pero si tanto sé ¿por qué no puedo seguir adelante?
"A ver Lucecita" me diría un viejo compañero con una sonrisita y un tonito algo burlón.
Mi punto es ¿qué mierda le voy a decir a la psicóloga el jueves? "Hola, estoy triste". "Estoy aterrada por algo que no se qué es". "Tengo miedo y eso me paraliza: no se si ese miedo tapa algo o si es solo ese miedo que no sabemos bien de dónde viene y ya". "No saber qué hacer me está agotando porque me paso el día pensando en qué hacer". ¡Qué carajo! Voy a odiarla. Porque cuando le diga que no niego, que no reprimo, que las cosas son así y estoy harta de que la gente se valga de los conceptos psicoanalíticos para definirme y encasillarme en algún hueco freudiano, lo va a ver como una perfecta resistencia. AL CARAJO CON FREUD ¿QUÉ MIERDA ME PASA MUJER? Sino lo sé yo ¿cómo mierda lo vas a saber vos? 
Pero hay una respuesta. Siguiendo la línea de la carrera se trata de un saber no sabido. Es una ignorancia encarada desde otro punto de vista: portas un saber, un conocimiento, un relato, un sentimiento o lo que fuese, pero ignoras que lo portas. Entonces llegas a la sesión y se hace la luz: tu psicoanalista es tan bueno/a que va a hacer que de tanto hablar verborrágicamente en algún momento des en el clavo. ¿Y si no es eso? ¿Y si se trata de una mega-nuclear-resistencia que hace que vos y hasta tu psicóloga se crean eso pero en realidad sea otra cosa? Eso es lo que tiene el psicoanálisis: te equivocaste de nombre y ya estás pensando que "es un lapsus, en realidad quisiste decir...". Si, ¿te digo algo yo? Chupame un huevo. Yo estudio psicología. Me gusta Freud, el psicoanálisis y toda la perorata. Pero no me vengas a decir que ese lapsus de que haya dicho mi nombre cuando llamó a la novia es un deseo sexual inconsciente del pibe y se deslizo en ese pequeño fallido. 
Como sea. A estas alturas ya no me valgo de mi misma. Ya no puedo conmigo. No tengo más herramientas ni resistencias contra la terapia. El hecho de estar cada día más loca e insegura hace que me deje de joder y me caiga rendida a la sesión. La evité lo más que pude. ¡Seguramente por miedo! La puta madre, voy a dejar de ver películas de terror. Padezco el cáncer de miedo. Creo que se trata de un bichito que me come la cabeza. Así que mejor dejá de comértela sola, que no te está resultando, y empezá a ir al psicólogo. Resistencia o no, negación o no, lapsus o no: quiero ver la luz. Quiero que llegue el jueves y empezar a entender un poquito de algo de mi

No hay comentarios:

Publicar un comentario