jueves, 6 de octubre de 2011

Cumpleaños

¿Qué pasa con los cumpleaños? ¿Por qué sienta tan mal lo de cumplir años este 2011? O que tenes al amor de tu vida lejos, muy lejos de vos; o que no sabes qué te pasa con la chica que conociste hace unos meses, que te vuela la cabeza y entonces, también te preguntas ¿qué mierda hago con mi novia?; o te cayó la ficha de que estás grande, creces, y en realidad queres seguir jugando (porque la vida a veces, un poquito, es eso: un juego). No, en ese contexto, con esas cosas en la cabeza, no te dan ganas de festejar un carajo. Sino, está la de que va a ser el primer cumpleaños en mucho tiempo que vas a tener lejos a LA persona de tu vida, el que dejaste porque en este momento no podes estar con nadie, porque se te fue el amor, porque no daba para más, porque esa relación no tenía una pizca de salud mental, por mil motivos quizá. Pero entonces, tampoco te resignas a que ese día, EL día, ese que es una vez al año, no vas a recibir una miserable noticia suya, un mensaje, un llamado, un mail, nada. Y peor sería el panorama para aquellos que, de todas formas, saben que va a llegar en algún momento del día la aparición del amor de su vida, pero que no va a decir ni por asomo lo que quisiera, necesita, desea; que no va a cambiar el hecho de que siga lejos, hasta con otra persona; que sea un día más en su vida, que le de igual estar lejos suyo o, de alguna manera menos cruda, que no signifique lo suficiente como para volver.
También está la situación de "no quiero cumplir años, no quiero saber quiénes son los que se van a olvidar, los que no van a aparecer, los que lo van a pasar por alto".  Menudo lío esto de nacer y que se festeje una vez al año ese día, ese maldito, tan maldito como bendito día en el que nos trajeron a este mundo loco.
¿Y los que ni siquiera sienten que tienen que festejar? ¿Los que ponen como excusa que es un día de semana y festejarlo el finde es dejar pasar mucho tiempo cuando, en realidad, la verdad de la milanesa es que no se quiere saber nada con juntar a todo la gente y ser el centro del día? Qué cosa, que se supone que sean las 24 horas donde más caprichosos podemos estar, donde más propensos a que nos malcríen y nos den todos los gustos nos encontramos, donde podemos ser egoístas, tan narcisistas como cuando nacemos sin cargo de conciencia o culpa alguna. Es como un bonus, un "tiempo libre" de dar y pensar en el otro, un momento para uno, una especie de sesión psicoanalítica pero que dura bastantes horas más y convoca a toda la gente, a todo una gran fiesta. Es como la excusa ideal para juntar a todas las personas que más queres y más significan para vos; para pedir y que te den; para dejarse mimar por todos. Es todo eso y, sin embargo, uno siempre está a la espera de lo que sabe que no va a tener. Uno siempre quiere un poco más, o mejor dicho: ese algo más, ese que sabes que no podes tener, que no va a estar. Uno busca lo que falta; quiere lo que no tiene. Y es así. Por naturaleza. Está en la esencia del hombre esa histeria, ese anhelo por lo que está lejos de nuestro alcance. Ese es el juego. Esa es la vida, a veces.
De todas formas tampoco generalicemos tan ampliamente. Si bien a muchos nos pasa esto; si bien varios están en estas situaciones; si bien es un año particular donde las veo y me tocan de cerca; no olvidemos que están los otros. Están los que disfrutan, y festejan, y no esperan, y son felices, y quieren cumplir hoy, mañana y todos los días.
En fin, nosotros, los locos. El año, rarísimo. Cumplir años no es un bajón, ¡es una fiesta! ¿Qué pasa?
Pero vamos... aparte, además, acá y ahora, seamos sinceros: siempre, siempre... esperamos un poquito más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario