jueves, 6 de octubre de 2011

Él, Yo, Ella

Y sin más, me lo soltó ahí, en el medio del almuerzo, como si lo que me acabara de decir tuviera la misma importancia que la conversación que veníamos teniendo sobre la planchita de pelo, que casi había estado a punto de morir en manos - o mejor dicho, bajo los pies - de dos amigos. La planchita, por suerte, había sido resucitada por los mismos que casi la hicieron decir adiós para siempre. Sin embargo, yo no corrí con la misma suerte. "¿Enserio?" fue lo único que pude decir, y agregué "qué lindo". Ya ni recuerdo si fue con énfasis o nostalgia, lo único claro es que no me lo esperaba. Y mucho menos en aquel contexto: almorzando los cuatro (ella, dos compañeros de un gran viaje y yo) unos fideos que jamás podrían haberme salido más pegajosos.

Al preguntarle que le había respondido Él, me dijo que le había dicho que los extrañaba mucho a todos y... y algo más como que "esperaba que estén todos bien"; algo que ahora no recuerdo pero que tampoco viene al caso ni es importante. Lo otro, lo de que extrañaba mucho a todos, eso si me quedó dando vueltas en la cabeza. Entonces ¿él también recordaba, pensaba, añoraba como yo las cenas todos juntos, las pelis en mi casa, los asados en lo de mi tío, mi cuarto todo lleno de peluches, mi casa, mi familia, mis cosas?

¿Yo? Yo extraño muchísimo a su familia. De hecho con un "muchísimo" me quedo corta. Me quedo bastante más que corta. Su mamá dejó un vacío que se siente de tanto en tanto (como si alguien me estuviera pellizcando cada vez un poquito más para ponerme a prueba y ver hasta que punto soy capaz de aguantar). Es raro pensar ahora en todo el cariño que le tenía porque no lo demostrábamos con un "te quiero" o un abrazo - abrazo grande que le daría ahora si la viera -. No. Era hablar, charlar, conversar. Contarles de mi día, de mis problemas; ir a comprar juntos, cocinar, escucharlos y bromear. Me enseñaron muchísimo. Me dejaron mucho más de lo que se imaginan. Me repetían que me quería y me trataban - y era así - como si fuera una hija más.

Ella había pensado en él y le había mandado un mensaje. ¿Lo extraña? Lo quiere, eso seguro. Pero ¿lo extraña en casa? ¿extraña ir a comprar los budines que a él le gustaban o tener quien la cargue con su edad o sus comentarios? Sí, claro que sabe que era una persona complicada y casi estoy segura que alguna vez me llegó a decir que no era para mi. Así y todo, pareciera extrañar un poco esa soberbia, esas discusiones entre risas, esos pocos abrazos que alguna vez le logró robar, esos "Silvi" tan suyos y de nadie más. Más tarde me enteraría de que sí, lo extrañaba un poco. Lógico.

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