miércoles, 14 de marzo de 2012

Amor líquido V

Y está ciega mi mirada sin tu luz. Yo canto para abrazarte. Yo canto para librarme de las cadenas negras de ideas y palabras que trazan una línea en el agua dividiendo lo indivisible, vos y yo. Uno y uno y uno en uno y uno a uno y todo en uno en mí. Yo canto para escucharte porque tu voz es la melodía. Canto para nombrarte en incontables nombres y rostros y señales.
Esas ganas de llamarte y salir corriendo y ordenarte, exigirte que me mires para que se acomode mi mundo (un poco de conformismo, che: con que se acomode mi cabeza me alcanza; como si el mundo ahora dependiera de vos, de mi, de ellos que sólo saben de ir y venir y mover todas las fichas como si fueran marionetas de un circo que se apaga, se vuelve oscuro y negro pero no se baja el telón. ¿Y si así lo fuera?). ¿Qué te pasa? ¿Qué sentís? No me vengas con todo eso porque no quiero. Quiero decirte y si me arrepiento al segundo irme porque la culpa no existe y el dolor no es tal (ya pasó, ya subimos, más-allá-de-todo; estamos en algún plano diferente que nos deja y nos empuja). Y si me quiero quedar, quedarme, entonces, hasta que salga el sol o se vayan las estrellas (que siempre están y no se van; que no se van pero dejamos de ver). El cielo azul y vos ahí, con esos rulos negros, esas orejas de elefante de cuento infantil y esa sonrisa de propaganda. Y yo acá. Mientras vos sos eso, yo no; me hago de algún nosequé aparte (eso que capaz ni siquiera te guste). Y aunque no estés dispuesto a verme, porque no te interesa o no te parece lo mejor, insisto porque sí. Sin motivo - sin razón. Dejame. Dejame ser y soltate un poco. Caigamos juntos pero subuamos, sin estar de la mano, sin nada. De estar sólos pero acompañados; entendeme. Hagamos un poquito de eso y voilá: disfrutemos en nuestra ex-tra-ña unión.
Mírame, te ordeno mirar: podría ser mi suerte tu destino
Pero el agua falta y el árbol se seca; el sol no lo besa, tan solo lo quema. Voy escalando el cerro mayor y la llanura se expande a mi lado.
Calma, calma esa bronca y ese dolor cálmalo
que sé yo 
Porque estás. Resulta de una tarde con amigos y una viola de por medio y vos ahí, en algún plano diferente que de alguna forma roza su punta con el vértice de lo que vivo y se conjuga. "Ángulos conjugados" veíamos en su carpeta de séptimo, que en esa época nos parecía una locura y ahora se trata de alguna cosa sencilla y poco misteriosa. Como nuestra historia, y la de ellos y la de todos. Y te traigo porque sino lo hago estás igual, como una sombra que me oscurece, me opaca y me detiene. ¿Y por qué convertirte en eso? Y si estás, entonces bueno, estate bien plantado, nada de cosas a medias porque entonces todo huele a turbio y las flores se tiñen de un sin-brillo que no lo vemos pero se percibe. Bueno, entonces vení, te traigo de los pelos, te estiro los rulos, te dejo en silencio.
Rebota intenso, un latido abriéndome el pecho; y en un segundo se multiplica y se hace estallidos.
Imagen de almas, que me recuerdas a toda ausencia.
El silencio será todo un tiempo para esperar.
Es otra cosa. Es como una página de otra historia metida entre las tantas de un libro. Es una mezcla espiritual y terrenal de eso que alguna vez fue solamente terrenal, de eso que alguna vez fue solamente espiritual. Es un sin fin de encuentros, de sueños, de días. Es un sin fin de nosotros que se funde en esa salida de sol que nos deja ser y nos vuelve a ser. Y si se trata solo de nosotros, si realmente tiene que ver que un vos y un yo unidos en un nosotros que nos alcanza, nos abraza y nos vuelve a separar. ¿Entonces qué? ¿Qué hacemos ahora? ¿Qué es todo esto? Pero ahora nos hacemos de una desconexión, de un doble plano totalmente distinto en el que no nos cruzamos ni siquiera con las ganas, ni siquiera con la razón de buscar un motivo para encontrarnos. Estemos separados, entonces, pero en ese plano aparte, en esa tercera dimensión que nos une a la distancia y no te deja saber que vos estás, y no me deja saber que yo estoy, si es que estoy, si es que estoy...
Esta conciencia es tan ilógica, sé, que ahí me ahogo, me encuentro y vuelvo a nacer. Un retrato de vos, un paisaje, una flor, los días de fiebre. Mientras miras cristales estallándome; hundido, tan lejano y mas fugaz, vuelvo a tu raíz
Entonces, me parece, pienso, creo, opino, estoy casi segura
que lo mejor es que dejemos de ser lo que intentamos ser y empecemos a ser, simplemente, eso que somos. A hacernos, a dejarnos, a tenernos pero a soltarnos. A gritar, a llorar, patalear. A ver las luces de la ciudad en la noche que llueve y nos besa de nuevo, y nos hace reír, y nos hace callar; nos hace estar para sabernos y  entendernos aunque no comprendamos ni un hilo de lo que nos mueve, de lo que se cruza por tu cabeza, de lo que atraviesa mi cuerpo.
Y me parece, pienso, creo, opino, estoy casi segura
que lo mejor es que cantemos li-ber-tad
Necesito tu perdón, necesito verte hoy.
Si al final siempre el tiempo se va donde caen los días. Si al final abrazarse al dolor no nos deja brillar. Dime que será, ¿qué será de los dos cuando pase la vida? Algo ocurrirá, tengo una sensación, una carta guardada, un buen signo del sol. Nada es para siempre
Si pudiéramos hablar, si pudiéramos dejarlo.
El azar nos permite cambiar nuestro incierto destino. El temor que nos puede vencer sin mirar más allá. Yo creo que al final nunca sé dónde voy pero sigo un camino. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario