domingo, 8 de abril de 2012

La gente va y viene

"La gente va y viene Lu" me dijo un día una amiga después de escuchar lo que tenía para decir de vos esa noche. "Es así, no podes aferrarte a alguien. Hoy es él, mañana será otro. Dejalo ir, dejá de sufrir".

Esa noche me hizo bien escuchar eso. Me llegaron como palabras de optimismo - las que luego, más tarde, hablando con mi compañero de vida, podríamos tildar como palabras de falso optimismo; como aquellas palabras que uno necesita pensar, oír y escuchar para convencerse de que las cosas no son tan malas, de que no podemos detener nuestra vida en eso que nos hace pedazos porque eso implicaría detenerse aún más tiempo en buscar y recoger cada uno de esos pedazos que quedaron desparramados por ahí - por el mundo y por el suelo.

Pero como decía: esa noche me hizo bien escuchar eso. Esa noche hice alguna especie de quiebre y me aferré a esas palabras, las que para ese entonces consideraba sabias palabras, para poder pasar el mal trago de aquel momento. Ella, mi amiga, me dijo algo que no me habían dicho nunca. Ella, de entre todas las tantas personas con las que solía hablar el tema por aquellos tiempos, me hizo ver las cosas desde una perspectiva que no me la habían hecho mirar antes. Ella me abrió una ventana y dejo pasar un rayito de luz, un poquito de aire, en esa habitación cerrada y a oscuras en la que me había encerrado. Y aunque cuando hablé con mi amigo me tiró abajo aquella teoría de meses; aunque me hizo dar cuenta de que no era un gran consejo sino una gran posición que uno se obliga a tomar en determinadas situaciones para poder zafar de hacerle frente a las cosas y simplemente dedicarse vaga y llanamente a tapar el agujero con una mano o un montón de nada, la sigo considerando una de las mejores cosas que podría haber escuchado en aquel entonces. Fue esa cosa, la que se quedó haciendo ruido en mi cabeza y a la que pude acudir de ahí en más cuando sentía esa sensación inmensa y abrumadora que por momentos me consumía de pies a cabezas. Y aunque no se puede tapar el sol con un dedo, a veces uno lo intenta, y a veces uno hasta se lo cree.

Así que hoy, un año después, me repito cada tanto esas palabras que una vez me dijo aquella amiga. Me digo: "La gente va y viene Lu. Es así, no podes aferrarte a alguien". Y la vida, la loca, tonta y sabia vida me demuestra que es así, que la gente va
pero que también viene.

No hay comentarios:

Publicar un comentario