domingo, 8 de abril de 2012

La persona más densa de tu vida

Y que sepas que cuando esté mal - triste, con bronca o simplemente de malas - voy a estar ahí, dispuesta a desatar una enorme tempestad - que te voy a gritar, te voy a decir idioteces y voy a buscar pelea donde posiblemente - seguramente - no la haya. Que sepas eso y que cuando te rías por mi reacción te voy a gritar más y más loca - y eso en realidad va a estar bien, porque en definitiva solo quiero gritar y pelear. Así que sí, reíte y enfureceme más. Pero después claro, saca ese abrazo del bolsillo; ese que tanto me molesta porque parece una especie de consuelo, como un caramelo para la nena que se le acaba de caer el enorme cucurucho al piso. Y ahí peor. Hasta que me des uno enserio.
Sabe eso y tampoco ignores que voy a querer ver una película - pero con vos, obvio. Tenerte al lado fumándote una película que posiblemente te haga reír de lo aburrida que te resulte. Pero vas a estar ahí, sentado, haciendo chistes y espiando cada tanto que yo ande un poco más alegre y que mi cara vaya mejorando. Lo vas a hacer - o lo hiciste - de la manera más tuya que encuentres: posiblemente quejándote con ese matiz dulce y hasta casi infantil.
Y entonces vas a sacar un chocolate de la galera, como haces siempre, sorprendiéndome; dándome eso que quiero ya pero sin saber que lo quiero. Y de a poco voy a ir volviendo. Quizás café de por medio, una mueca de burla, un chiste malo o algún comentario de esos que me ponen chinchuda y rabiosa - "¡aprendiste una nueva palabra, boluda!". Andate a la mierda
No. No te vayas. Porque entonces te canto Calle 13 y te digo que eres todo lo que me equilibra, un balance, lo que me complementa. Y para qué, para qué engordarte el ego hasta flotar por los aires y sentirte lo que es Súperman para un nene de ocho años. Mejor no te digo nada, que ya lo sabés. Mejor no te digo nada que ya te lo estoy diciendo teniéndote al lado mío. Porque estoy así, sólo así y muy así, y resulta que no quiero estar cerca de nadie pero quiero estar al lado tuyo. Y punto. Punto final. ¿Eso lo sabés?
Que no hay que hablar de la familia, ni de la facultad, ni de política. Eso también hay que saberlo. Quizás un poco de vos y sino jugar al Buscaminas, al Carta Blanca, y entonces reírnos y fumar y boluuuuuuudo. Y así olvidarme en el nomeolvides de un momento con vos, conmigo y con nosotros.
¿Y sabes que el cd de Charly o algún buen cuento de Cortázar - quizás un capítulo de Rayuela - ayudarían bastante a la cuestión?

Y no sé porqué me preocupa y me interesa que te enteres, si en realidad, en el fondo, creo - o quiero creer - que ya lo sabes o capaz es que de alguna forma te comportas, sin saberlo, como si lo supieras. Aunque a veces seas malo y lo sepas pero no le lleves el apunte, con saber que lo sabés casi alcanza. Casi. Y por alguna misteriosa razón estoy así de encaprichada en que lo sepas. No él, ni ella, ni cualquier otro. Sabelo vos porque te quiero a vos. Y por favor, no me vengas con que estas son cosas de pareja, amigo mío, porque no hay nada más amigable que esto, en mi bonito mundo de colores y sin-razones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario